Marcelo, una vez jubilado, se apunta en Alagón a la Escuela de Adultos. Allí empezó, poco a poco, su relación de cariño con las palabras y la escritura. Se da cuenta que la lengua castellana es hermosa, precisa y preciosa. «Cuidemos las palabras. Las que decimos, las que escribimos».
Así lo deja escrito en el prólogo de su libro: Relatos para leer dos ratos, libro firmado con un pseudónimo peculiar y distinto: Panivinotinto.
Nos quedamos con su desparpajo, ilusión, empeño y bonitas palabras. Todo un ejemplo a seguir.
El libro forma parte de nuestra colección en el biblioteca. Os animamos a leerlo.
Gracias a todas las personas que nos acompañaron.
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